El guardián entre el cemento

Si de verdad tienen curiosidad por lo que les voy a contar, permítanme que les comente en primer lugar lo que me han dicho que ocurre en un país, por allá en el Sur. Jo, se ve que la cosa es tan seria con el tema de la vivienda, que no han parado de echar  a la gente de sus casas a patadas. Allí las viviendas las hacen unos tipos que las venden a precio de oro y las realizan  poco a poco con mano de obra muy barata, de hecho, el país vive básicamente del sol y de la construcción. Hace ya bastante tiempo que están en crisis, o al menos eso parece, al principio la bautizaron como la crisis del “tocho” en la tele y en los periódicos, también en las redes sociales. Por lo que se ve, no conocen ni han oído hablar, o no les interesa en absoluto, lo de los métodos modernos de construcción. Agua, arena  y poco más, el cemento y el tocho es lo suyo. Cualquiera, si conseguía el préstamo de un banco, podía comprarse una casa o llegar a ser constructor de algo para que viviera  un poco de gente. Es conocido que es el sector de la producción que menos ha evolucionado en medios y tecnología a diferencia de otros, y claro está, lo de exportar les suena “raro”.

Incluso en las universidades, ya saben a qué me refiero, los que recitan y escriben bien, no hablan mucho o no quieren hablar del tema, lo de la conciencia social les es bastante ajeno, eso sí, no paran de hacer diseños con los alumnos, dibujitos y cosas de ésas. Con la excusa de la enseñanza “troncal”, los tipos no se van por las ramas. Ya lo decían los antiguos, diseñar es representar lo que se sabe construir, digo esto, porque algunos de ellos, no todos, cuando construyen, es para echar a correr.

Las Administraciones Locales desde hace años ya van convocando concursos ya, diciendo que la construcción tiene que innovar, pero es que hasta la vivienda social que la misma Administración ejecuta es igual. Hay tocho y paredes de hormigón enteras en edificios de viviendas de poca altura, ¡no se atrevan a pesarlos! Algunos de sus antepasados abrieron nuevos caminos, se sacrificaron, pero parece que no acaban de comprender su mensaje, muestran sus obras como una colección de cromos que son incapaces de ordenar. Con el tema del cambio climático, ¡han llegado a poner lana de oveja en las paredes de algunas casas!, la sensación que uno tiene cuando llaman sostenibles o bioclimáticos a edificios que no lo son, sólo por poner unas cuantas placas solares y unos cuantos tiestos con plantas, es de sacarte los colores, se lo aseguro. No se crean no, ya hay gente por allí que construye cosas fuera  y todo eso, pero ni caso, son los forasteros, por otra parte, los que ganan concursos en el exterior, ya se los ejecutan desde fuera por si acaso.

Por último voy a hablarles de lo “peor de cada casa”, los arquitectos, ahora andan con lo social y todas esas historias porque no tienen trabajo como antes, ¡que si no! Hay algunos que con esto de las “pastitas” hacen formas caprichosas, que claro, las acaba pagando el cliente. Por otra parte, el constructor se fija un beneficio y de ahí no baja el tipo, además, como es él quien lo maneja todo, lo acaban sufriendo las calidades. Yo no sé si les saldría a cuenta a los bancos cobrar menos intereses, tener menos riesgo, eso que a veces no saben cómo calificar, ya me entienden, y que todos trabajaran más rápido, pero allá en el Sur hace mucho calor. La cosa es seria, sobre todo por la gente, que es la que está sufriendo un auténtico calvario, no es lo mismo un tiro en la sien que te claven en la cruz poco a poco. Ahora están organizando cooperativas, pero tienen que ir a parar al “constructor de turno». La gente no puede ir a comprar al supermercado sus casas, tienen que ir al restaurante y comer el menú ése que les dan, algunos promotores se jactan de saber lo que la gente quiere y necesita (esos tipos que ni siquiera saben elegir ni sus trajes ni sus zapatos). Algunos arquitectos frente este panorama (son lo peor de cada casa, pero en el fondo son almas benditas), se están ofreciendo para ir con la gente de compras y cocinar en casa, pero los productores y suministradores de la construcción tienen miedo de venderles material  y organizar algo con ellos, para que así al menos  pudieran ahorrarse, no todo, pero si alguna parte del beneficio del constructor, puesto que quien les compra y contrata al por mayor son ellos, los constructores. Quizá los productores y suministradores de la construcción accedieran a colaborar, si se tratara de la obra de un misionero en un país lejano, créanme, lo que les cuento es verdad.

Pienso que ni han oído hablar de los “Clústeres”, bueno sí, parece que hay algunos de juguetes y otras cosas, muy dignos por cierto, los manejan y aconsejan funcionarios que no han puesto nunca su vida en riesgo desde cómodos edificios, a diferencia de algunos buenos empresarios de la construcción (los hay, los hay) que han ido falleciendo durante la crisis por el camino. Un escándalo. Tienen un especial cuidado cuando oyen hablar de los Project Manager si sólo lo son de “Master” o de maquetas virtuales  y diagramas en el ordenador. Con el debido respeto,  la gente no hace mucho caso de las cosas que les ponen en los planos o en las imágenes: un árbol que les sonríe, maniquíes con gafas de sol,  horizontes rojizos lejanos, últimamente, niños pobres jugando con una pelota de trapo, de lo contrario, les  parecería una “burla”. Lo prefieren  todo en una niebla gris, de hecho en las universidades ya existe ese ambiente, como de jazz, quizá piden color alguna vez para poder identificar  sus casas. No se fían ciegamente de las cooperativas y de lo de la cesión de uso, saben que los contratos son de arrendamiento, estos “progres”, cuando se ponen a trabajar son de cuidado.



Comentarios

2 respuestas a “El guardián entre el cemento”

  1. Reblogueó esto en WITS Institutey comentado:
    Excelente narració de/a lo Salinger!

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  2. Muchas gracias Ignasi, un placer poder compartirlo!

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